En un nivel básico, el petróleo puede dañar el medio acuático, la vida marina y las plantas y animales en la tierra . Un derrame de petróleo también puede arruinar la infraestructura y la economía de una zona en particular, y los efectos a largo plazo pueden sentirse por décadas. Limpiar un derrame de petróleo es muy caro y los costos se extienden a las entidades gubernamentales, a organizaciones sin fines de lucro y a la propia empresa reguladora del petróleo.

Cada vez que se produce un derrame, el público pierde la fe en la capacidad del gobierno, de los encargados de su extracción, y en las compañías petroleras para controlar este producto peligroso, pero necesario.

El proceso de taponamiento y abandono de un pozo petrolero disminuido, envejecido o no rentable representa un verdadero desafío. En primer lugar debido a que la normatividad y las regulaciones se han vuelto más estrictas, y en segundo porque la óptica critica de las organizaciones ecologistas está puesta sobre esta actividad. Por último, existe un número muy alto de pozos abandonados en otras épocas, los cuales no se rigen por ninguna medida de seguridad, y que requieren tareas de re abandono.

Existen diversos ordenamientos legales en varios países que contemplan el término “pozo abandonado” y coinciden que es aquel que está inactivo y sobre el cual, por razones técnicas o financieras, no se harán tareas de explotación. El abandono puede ser temporal o bien definitivo, en este ultimo se debe aplicar cemento sobre la capa que producía petróleo, con la finalidad de sellarlo total y definitivamente. El objetivo de este taponamiento definitivo es evitar que los fluidos salgan de la zona de inyección hacia las fuentes subterráneas de agua potable, evitar el movimiento de líquido desde la superficie hacia el fondo del pozo y hacia las mismas fuentes y proteger los recursos naturales en la zona inferior al punto de inyección del pozo y de sus alrededores.

La planificación de un abandono es uno de los elementos de costo más importantes para las empresas petroleras, no obstante el desmantelamiento de la plataforma o contrapozo, tuberías, instalaciones, infraestructura, se debe incluir también el destino de las piezas retiradas, ya que podrían ser un factor importante de recuperación económica debido al costoso valor de árboles y cabezales que pueden ser recuperados y reutilizados, trasladados a otro pozo, reparados y comercializados o por último tratados como chatarra o dispuestos como residuos, en cuyo caso deberán recibir el tratamiento debido.